viernes, 24 de agosto de 2007

Citas de un libro

Sospecho que vuelvo a las andadas, estos días me ha entrado el remordimiento de un padre desalmado que abandona repetidas veces a su hijo. Bueno, ni este blog es mi hijo, ni soy padre, pero supongo que la sensación debe de ser parecida, o eso me imagino. Realmente es por darle dramatismo. La cosa no es para tanto. Incluso estoy pensando abandonarlo otra vez. Pero no por olvido. Voluntariamente duele más. Al blog, no a mí. Pero para llevarme la contraria no lo haré y pondré unas cuantas citas adornadas con comentarios pobres y sin gracia que se me han ocurrido. Si, a mi. A veces se me ocurren cosas. No es muy normal, pero a veces pasa. Es como esos fenómenos extraños de abducciones, apariciones fantasmales, milagros divinos y el hombre del saco. A veces ocurren. Aunque nadie puede demostrarlo.

El libro en sí es uno que me leí hace unos meses -creo que más de un año ya- titulado El fin de la ciencia, de John Horgan.

“¿Por qué hay algo en vez de nada?”

John Horgan (Escritor científico y crítico literario) justo antes de sufrir un colapso cerebral de dos horas tras el cual aseguró haber estado junto a Azathoth tomando dos hamburguesas con queso y ración doble de patatas fritas mientras charlaban de cosmología en un concurrido bar de carretera. Cabe destacar la insistencia con la que hablaba de los melones de la camarera y cómo las comparaba a las deformaciones del espacio-tiempo creadas por objetos de gran masa y tamaño.

Grandes incógnitas de la humanidad:

“¿Cómo sabemos que los quarks o incluso las supercuerdas (en el improbable caso de que un día se demuestre su existencia) no se componen de entidades más pequeñas aún, y así ad infinitum? ¿Quién dice que el universo visible no es uno más entre un número infinito de universos? ¿Fue necesario nuestro universo o fue simplemente una chiripa cósmica? ¿Qué decir de la vida? ¿Son los ordenadores capaces de pensamiento consciente? ¿Y las amebas?”

John Horgan, de oficio preguntón.

Son tantas las preguntas sin respuesta, ¿Serán algún día contestadas? Ante tamaña duda solo cabe el estremecimiento y apelar a la palabra sagrada Ni. Lo que si sabemos es que, en beneficio de la humanidad, la vida de muchas personas no debió de ocurrir (¿putada cósmica?), y que se ha constatado la existencia de humanos con el pensamiento de una ameba (en el improbable caso de que un día se demuestre la existencia de pensamiento en amebas).

“Toda cosa conocida tiene que estar determinada por sus límites. Y esto no sólo a nivel cuantitativo, sino también cualitativo. La teoría es ésta y no esa otra. Ahora parece tener consistencia sostener que existe lo ilimitado. Pero tenemos que reparar en que, si decimos que existe lo ilimitado, esto no puede ser diferente porque entonces lo ilimitado limitará a lo [con lo] limitado al decir que lo limitado no es lo ilimitado, ¿no? Lo ilimitado debe incluir lo limitado. Tenemos que decir que de lo ilimitado surge lo limitado en un proceso creativo; esta afirmación sí se tiene en pie. Así pues, decimos que, por muy lejos que lleguemos, siempre existirá lo ilimitado. Parece ser que, por muy lejos que podamos llegar, siempre saldrá alguien con otro argumento al que tengamos que responder. Personalmente, no veo la manera de acabar con esto.”

David Bohm (físico cuántico y filósofo) explicando la imposibilidad de llegar a un conocimiento definitivo. Tras escupir de carrerilla este barrunto mental perdió 40 puntos de cordura, y los que le escucharon 3d6+2 puntos (o 3d4+1 si sacaban la tirada), Cthulhu perdió el sueño y los Profundos se deslocalizaron y cumplieron el Principio de indeterminación o incertidumbre de Heisenberg durante el tiempo que tarda un electrón de Rubidio en cambiar del nivel m al n, o lo que los profanos conocemos mejor como ‘instante’.

“El estado de Hawking, la primera vez que lo vi, era peor de lo que me había imaginado. Estaba sentado en una postura semifetal, la chepa ladeada, la mandíbula caída y dolorosamente frágil, la cabeza inclinada a un lado, en una silla de ruedas provista de baterías e ingenios informáticos. Al parecer, sólo podía mover su dedo índice izquierdo. Con éste seleccionaba laboriosamente las letras, las palabras y las frases de un menú en la pantalla de su ordenador. Una voz de sintetizador pronunciaba las palabras con un tono incongruentemente profundo y autoritario –que recordaba al héroe ciborg de Robocop-. en líneas generales, Hawking parecía más divertido que atribulado por su terrible enfermedad. Las comisuras de su boca sonrosada a lo Mick Jagger esbozaban a menudo una especie de sonrisa autosatisfecha.”

John Horgan.

Las descripciones de minusválidos o lisiados suelen entrañar compasión, sensiblería y lástima. Ésta denota sinceridad y naturalidad. En muchas ocasiones mostrar compasión hacia un minusválido es lo peor que le puedes hacer. Lo mejor es tomarse la vida en broma y reírte hasta de tu sombra. La primera frase es la mejor y la que resume todo el texto que la sigue.

1 comentario:

Doctor Jones dijo...

Lo mismo pasa con las gordas.

Jones